El Temazcalli o Cabaña de Sudar simboliza el vientre de

nuestra Madre Tierra

Es una ceremonia Sagrada de Purificación con los cuatro elementos
Tierra, Agua, Aire y Fuego

Tradición preservada hasta nuestros días por los Ancianos de Amerikua

¿Qué es un Temazcalli?

El Temazcalli es un baño prehispánico que se generalizó entre las culturas de meso América y cuyos vestigios más antiguos se hallan en las zonas arqueológicas de Palenque en México y Piedras Negras en Guatemala, aunque sus orígenes podrían ser más remotos: hoy en día se conocen y utilizan estructuras provisionales hechas con varas y hojas, o pieles o mantas, conocidas como Toritos, que bien pudieron ser la fuente de ésta práctica.

Su uso a través de la historia ha sido tanto terapéutico como ritual y ceremonial y su práctica sobrevive en la actualidad gracias a la tradición oral de las distintas comunidades indígenas de México.

Su nombre de raíz nahua significa casa de vapor (Temaz - vapor, calli - casa). Técnicamente el temazcalli sigue el mismo principio que el del baño Finlandés: es una estructura cerrada de pequeñas dimensiones en la cuál se introducen piedras porosas previamente calentadas al rojo vivo. Sin embargo un primer elemento resalta para darle identidad propia al baño mexicano: en él, no se vierte agua sobre las piedras para producir el vapor sino una infusión de plantas medicinales. El vapor es manejado, dirigido y aprovechado gracias a la utilización de un ramo frondoso de plantas frescas con el que se abanica.

¿para que sirve?

Actualmente se sabe que el Temazcallli actúa depurando las vías respiratorias y el aparato digestivo y tonificando el sistema nervioso, así como también ayuda en problemas óseos, musculares y ginecobstétricos a través del calor del baño y las propiedades curativas de las distintas plantas medicinales que en él se utilizan.

No obstante, basta entrar a un temazcalli para reconocerle cualidades de orden espiritual. La relajación que la experiencia genera incita a la introspección, la reflexión, la atención plena y hasta una dilatada percepción del transcurrir del tiempo. Se trata, quizás, de una forma de experiencia de la temporalidad divina que, como apunta Mircea Eliade, "Se presenta bajo el aspecto paradójico de un tiempo circular, reversible y recuperable como una especie de eterno presente mítico que se reintegra periódicamente mediante el artificio de los ritos."


El fuego simboliza el Espíritu Divino

El fuego es la gran puerta que permite la entrada al más allá, porque representa el límite del mundo físico y del mundo sutil al plano etérico. Por lo tanto, por medio de este elemento es más fácil entrar en comunicación con el mundo Divino. Todo lo inútil, las viejas ramas, todas las viejas costumbres, hay que entregarlas, arrojarlas al fuego; éste las devolverá bajo forma de luz, calor y de sustancias sutiles.

Cada uno de nosotros conjuntamente con los demás, creamos la realidad con la ayuda de tres fuegos creativos: el fuego de la VOLUNTAD, el fuego de la SABIDURÍA-AMOR o de COMPASIÓN, y el fuego de la INTELIGENCIA activa.

Son los fuegos de la verdad que arden permanentemente en la columna vertebral.

El átomo de la tierra es producido por los cinco elementos de fuego, en el que predomina el olor; el agua por cuatro, en el que predomina el gusto; el del fuego por tres, en el que predomina el color; el viento por dos, y predomina el tacto; y luego, más sorprendente aún separa el viento del aire y a este sólo le da un elemento fuego, el sonido.

Una vivencia.

Está oscuro, bien negro, tan negro que no sabes ni dónde termina tu cuerpo ni casi si estás ahí. Únicamente la mente intenta controlar la situación, pues el cuerpo hace rato que se ha entregado a la oscuridad y al calor.

Al principio el resplandor del fuego iluminaba la tienda lo suficiente como para distinguir a los participantes y luego, de las piedras calientes, al rojo, emergía una tenue luz que perfilaba los contornos de los cuerpos más próximos, pero al echar el agua sobre las piedras, ese rojo se ha convertido en vapor y ahora la tienda está oscura e inundada de vapor con aroma a salvia. Calienta todo el espacio envolviéndonos en un baño ardiente que nos hace o replegarnos en nosotros mismos buscando protegernos o abrirnos a la dicha de fundirnos con el vapor.

Alguien ha comenzado a cantar y el sonido nos envuelve a todos; más voces se unen a la primera y van subiendo el tono y la vibración. Si cantas poniendo todo tu ser en ello, la canción te da fuerza, una fortaleza inmensa, y a través del canto puedes celebrar, pedir ayuda, agradecer, orar, transportarte, trascender el calor y acallar la mente, permitiéndote así sentir la comunión con todo lo que te rodea. A veces basta el silencio.

Mientras, el sudor brota a borbotones por todos los poros, de la cabeza a los pies, resbalando por el cuerpo. La piel se vuelve líquida. El cuerpo se expande y se derrite, buscando, finalmente, la protección de la tierra, que nos recibe, amable y fresca.

¡Por todas mis relaciones! Dices al entrar en la cabaña de sudar, y dentro, el Temascal, la oscuridad, el calor y la magia, se encargan de hacerte olvidar las fronteras que te habías creado y creído ahí fuera.

¡Aho! Sirod

La purificación con los Cuatro Elementos

Cada ser humano lleva en las profundidades del subconsciente gérmenes nocivos que siempre encuentran las condiciones propicias para crecer, dificultando así la existencia. Por eso, cuando un discípulo quiere seguir avanzando en el camino de la iluminación, recibe la tarea de penetrar en las profundidades de su subconsciente, y es con la ayuda del temazcalli, de los espíritus de los cuatro elementos: de la tierra, del agua, del aire, y del fuego, que se deshace de esos parásitos: los quema con el fuego, los dispersa por medio del viento, los ahoga en el agua, o bien hace que los absorba la tierra. Y es así como el guerrero se libera completamente de ellos y avanza en su camino.

Dentro de la Choza de Sudar todos permanecen sentados en el piso, en contacto con la tierra; enfrente hay un pequeño agujero que representa el centro del universo, en el que mora el Gran Espíritu con su poder el fuego, donde se reciben las piedras ardientes. El fuego que calienta estas piedras afuera de la cabaña de Sudar, da vida a todas las cosas: es como un rayo de Sol, pues el sol también es, en cierto aspecto, Wakan-Tanka el Gran Misterio. Las piedras que se utilizan durante la ceremonia también representan a nuestra Madre y a la naturaleza indestructible y eterna del Gran espíritu.

La Tierra tiene la propiedad de absorber todas las impurezas; es como un imán que atrae todo lo que es sucio e impuro, para transformarlo seguidamente en su laboratorio transmutador, en su crisol alquímico. En la ceremonia hay que meditar en cómo la tierra coge y transforma toda la basura que se le arroja para devolverla bajo forma de flores hermosas y de frutos que nos alimentan. Hay que orar en ese momento a la tierra y pedirle, como quien se dirige a su propia madre, que absorba todas las impurezas que nos atormentan, que acepte toda la basura acumulada y las transforme en algo útil y hermoso.

El fuego es la gran puerta que permite la entrada al más allá, porque representa el límite del mundo físico y del mundo sutil al plano etérico. Por lo tanto, por medio de este elemento es más fácil entrar en comunicación con el mundo Divino. Todo lo inútil, las viejas ramas, todas las viejas costumbres, hay que entregarlas, arrojarlas al fuego; éste las devolverá bajo forma de luz, calor y de sustancias sutiles.

El Agua representa a los Seres del Trueno, que aparecen de una manera fuerte, pero traen beneficios. El encuentro del agua con las piedras en las que yace el fuego, es muy sonoro. En ese momento es muy importante y necesario concentrarse en la ceremonia y en las necesidades de cada quien; orar intensamente, cuanto más se ora, menos se siente el calor; no obstante ese vapor –la quinta esencia de los elementos-, purifica, cura y ayuda a vivir como el Gran Espíritu quiere. Los científicos podrán explicar de una manera sensata este fenómeno, pero para el indio el vapor que nace del agua y del calor intenso lo llama el Aliento del Abuelo, el soplo del Creador. Si uno se vuelve realmente puro, si se hace un buen trabajo y se logra establecer conexión con lo sagrado, puede incluso que el Gran Espíritu envíe en ese momento una luz para resolver el problema, entregue para cada uno de sus hijos, una visión.

Se deben abrir los poros para transpirar en la Tienda de Sudar; si no se transpira adecuadamente, se puede debilitar uno hasta el desvanecimiento. Esta transpiración purifica. De igual forma, se deben abrir los cuerpos sutiles de la mente, de la conciencia. Dejar fluir libremente los pensamientos, los sentimientos, para remover y desprender costras y lastres que están intoxicando las almas y las mentes de los asistentes. Deshechar tristezas, perdonar, pedir perdón, agradecer… Expresar la ansiedad, confesar las angustias, rezar por las faltas; también dejar salir los cantos sagrados, las alegrías internas, junto con el silencio interior son expresiones anímicas que florecen en el trabajo dentro de la Cabaña de Sudar.

Cuando se emplea el agua en el Temazcalli se puede fijar el pensamiento en el Gran Espíritu, que se expande como el vapor, comunicando su Poder y su Vida a todas las cosas; también identificarse, esforzarse en ser semejantes al agua, que es humilde y sin embargo, es más fuerte que la roca.

La Cabaña de Sudar no es un torneo, ni una prueba de resistencia, es una ceremonia de purificación realizada en un templo, es una invocación mágica espiritual; en él se aprende a rezar, a concentrar el pensamiento, a forjar el carácter y a ser humildes, a dejar fluir la energía. Orar no es recitar palabras, no se requieren esfuerzos de memoria, ni oraciones salidas de un libro. Se pretende que las oraciones salgan de la inspiración espontánea, del fondo del corazón, no del fondo de la cabeza.

Para que se abra la puerta de la Cabaña los participantes exclaman “por todas mis relaciones”. Dan las gracias y todos son felices, pues el viento se lleva los últimos residuos de la purificación, dispersa las oraciones hacia las Cuatro Direcciones y con la entrada de la luz se ha salido de las tinieblas. Después de la tercera ronda, el rito ha terminado, y se abandona la Cabaña de Sudar siguiendo el movimiento del Sol. Los participantes están como nacidos de nuevo, dejando tras de sí la suciedad, lo que es impuro; han hecho mucho bien, a sí mismos, y a todos por quienes han pedido.

Ceremonia

Una de las primeras Enseñanzas que existen Dentro de la tradición Es el origen.
Este origen es el vientre de nuestra madre tierra... Una de las primeras ceremonias que tenemos a la hora de venir a tomar forma, a tomar fuerza en la vida, se le llama ceremonia de Temazcalli

Entrar en el Temazcalli es como estar en el vientre de la Madre.


El Temazcalli ayuda a equilibrar las energías Vitales que circulan por Nuestro cuerpo.


El Temazcalli nos transporta a un mundo mágico y Curativo, permite Encontrarnos con Nuestras raíces y reconocer la maravillosa sabiduría ancestral.

Anónimo

miércoles, 6 de febrero de 2008

La confianza del guerrero

La confianza del guerrero no es la confianza del hombre corriente. El hombre corriente busca la certeza en los ojos del espectador y llama a eso confianza en si mismo. El guerrero busca la impe­cabilidad en sus propios ojos y llama a eso humil­dad. El hombre corriente está enganchado a sus semejantes, mientras que el guerrero sólo está enganchado al infinito.

Relatos de Poder Carlos Castaneda

El espíritu unicamente...

El espíritu únicamente escucha a quien le habla con gestos. Y los gestos no son señas o movimien­tos del cuerpo, sino actos de verdadero abandono, actos de generosidad, de humor. Como gesto al espíritu, los guerreros sacan lo mejor de sí mismos y sigilosamente se lo ofrecen a lo abstracto.
El conocimiento silencioso. Carlos Castaneda